María Noel (2016)
No se muy bien cómo escribir esta historia, tengo mucho de qué hablar pero no quiero hacerlo extenso. Fue asombroso desde el hecho de saber que había quedado seleccionada. Desde un principio no pensaba en haber quedado, siempre me decía que “lo hacía porque no había nada que perder”, disimulando mis ansiosas ganas de ir.
Cada día que pasamos allí fue único. Nos hemos divertido, reído e incluso llorado. Aprendimos grandes teorías de la ciencia, y también hicimos grandes amistades que durarán por siempre. Pero todo fue gracias a la gran oportunidad que nos brindaron. Me fui de allí sabiendo que pasé una de las mejores experiencias de mi vida. Los invito a que se sumen cada vez más adolescentes a esta gran aventura, porque me gustaría que sientan lo que yo sentí, vivan lo que yo viví y hagan de eso algo mejor.
Estefanía (2017)
Llegué a Expedición Ciencia en busca de una experiencia nueva. Desde chica me gustaron los campamentos pero nunca había ido a uno, y cuando leí que existía éste dije “Ya está, es mi oportunidad”. Mi problema fue cuando presté más atención al nombre “Expedición CIENCIA”. En 4to año me llevé biología, nunca participé de ninguna olimpiada, no soy un 10, estoy en orientación “Economía y Administración”, no tengo física ni química, nunca hice ningún experimento y la curiosidad que podría llegar a tener por dichas materias me la extirparon a los 7 años cuando entre al primario.
Hice el formulario y esperé ansiosa el resultado, una parte de mi decía “No esperes porque no va a llegar” y qué lindo fue cuando esa parte desapareció al leer el mail de “Felicitaciones, fuiste seleccionada…”. Sentí mucho miedo y felicidad al mismo tiempo. Tenía que decir que había quedado en un campamento científico yo, que no me interesaba la ciencia y que era malísima en todo lo referido a ella.
El tiempo pasó y el 6 de febrero llegó. Mi aventura estaba comenzando. Con mis compañeros había tenido contacto, pero no sabía bien los nombres de todos, sentí mucha vergüenza cuando una chica me dijo “¡Estefi! ¡¿Cómo estás?! Sabes quién soy, ¿¡no!?” No le iba a decir que no, ¡si me saludo hasta con un abrazo! Era el primer abrazo de muchos.
Durante el campamento no dejé de sorprenderme. Disfruté como nunca, aprendí un montón y no solo cosas científicas. Me emocioné TANTO. Ese bichito de la curiosidad que tenía apagado de repente se encendió y ahora encandila. ¡Qué linda familia se armó, qué lindos momentos viví, cuánto aprendí y qué linda es la ciencia!
“Ciego está, aquel que no quiere comprender que el mundo sigue siendo hermoso cuando lo entendés.”
Santiago (2017)
300 palabras para describir lo indescriptible, 294 palabras para intentar transmitir lo intransmisible, 288 palabras para expresar lo inexpresable. ExpC fue algo muy bonito que me pasó en la vida.
Ya sea porque conoces gente mágica, en un lugar mágico, con actividades mágicas. Pero ¿por qué digo mágicas y no científicas? Porque lo que pasa en el campa es muchísimo más que una segregación constante de alguna sustancia que te haga ser feliz en el cerebro.
El campa es más que una experiencia hermosa que te marca para toda la vida, dejándote hermosísimos recuerdos, ganas de saber más, ganas de conocer a más gente como la que conociste en el campa y ganas de más campas.
ExpC te muestra otro lado de la vida. Sí, suena fuerte, pero hay que ver para creer (bien científico el comentario). Te enseña qué significa saber, te enseña lo hermoso de querer aprender de otra forma, lo hermoso de poder compartir ese conocimiento con gente que justamente quiere aprender con vos. Te enseña y te muestra cosas que solo se pueden apreciar en su máxima expresión en este campamento que es simplemente perfecto con lo justo y necesario para que vos despiertes tu curiosidad y que pases momentos increíbles.
Creo que podría estar todo el día escribiendo sobre lo que este campa significa y sobre porqué todo el mundo debería querer hacerlo. Podría hablar todo el día y la noche y usar 31465789 palabras para explicar todas las cosas que este campa generó en mí. Pero prefiero que esas palabras les pasen cuando realizan el campamento y no que las lean. Así que solo tengo 2 palabras para resumir todo, dos palabras que significan mucho para quien ya vivió esto y dos palabras que van a significar mucho para mucha gente, Expedición Ciencia.
Belén (2016)
Antes de conocer ExpC, sentía que me faltaba algo. Sabía que necesitaba un cambio para poder sentirme del todo bien conmigo misma, así que cuando mi mamá me propuso participar, me pareció que era una buena oportunidad para hacer algo distinto. Al momento de anotarme estaba nerviosa, quería quedar seleccionada, no solo porque me gustaba la ciencia sino también porque me parecía una oportunidad para conocer gente distinta y poder ser yo misma. Luego de anotarme, traté de pensar lo menos posible sobre el tema, aunque fue casi imposible. Así que el día que abrí mi correo y vi el mail de ExpC, no lo pude creer, ¡tuve que releer el mensaje como cinco veces más antes de poder reaccionar! Tenía la sensación de que estaba haciendo las cosas bien y me puse muy feliz.
Cuando se acercó la fecha, me empezaron a venir muchas dudas: “¿Podré hacer amigos?” “¿Qué pasa si no me gusta?” Además todavía no me había decidido del todo sobre qué quería estudiar, había empezado el curso de ingreso de Geología pero también quería estudiar Biología. Así que pensé que ir al campa podría ayudarme. El campamento llegó y no puedo explicar lo genial que fue. Hice amistades hermosas, descubrí la ciencia de otra forma y aprendí a ver a mi alrededor con otros ojos.
¿Y después? El campa hizo conectar con cosas que había dejado olvidadas, como la escritura y el amor por la ciencia y la investigación. Antes no escribía casi nada y desde que volví, ¡tengo más textos que otra cosa! Sigo estudiando Geología y sé que cuando termine me quiero dedicar a la investigación. Con los chicos/as me sigo hablando y siempre estamos tratamos de organizar juntadas para vernos. Es una experiencia única. Vale la pena, desde acá hasta el infinito.
Yanu (2011)
“Vos tenés que ir acá” me dijo un compañero del secundario que había vuelto hacía poco de su campamento y casi que me obligó a anotarme. No entendía mucho de qué iba la cosa, pero en esa época me anotaba a todo lo que me sacara del aula y el épico embole que se vivía ahí adentro… Aula en donde el 95% de mis compañeros dormían con los ojos abiertos, realizaban dibujos majestuosos en sus libros y el más activo seguro era porque estaba copiando la tarea del módulo siguiente…
Así que me anoté. Al tiempo largaron un concurso para ganar una beca al campa y… qué hice? Obvio, me anoté. El concurso era para gente curiosa que quisiera hacer experimentos caseros y ahí me tuvieron, volviendo locos a todos en casa. Ahí empecé a sentir la magia. Durante el concurso los coordis se encargaban vía mail de llenarme la cabeza de preguntas. Estaba conociendo un mundo nuevo. Fue asombrosa la ansiedad que tenía por ir a un lugar que no conocía, con gente que no conocía.
El campamento fue una burbuja. Era otro planeta. Me sentí cómoda, rodeada de 30 y pico de chicos que parecíamos amigos de toda la vida, sin prejuicio alguno. Fue una semana de preguntas constantes, disparadoras de curiosidades dormidas.
En ExpC encontré gente con la que podía identificarme, gente con ideas, con curiosidades, gente que me entendía, gente que no hace falta que le pidas las cosas para que las hagan, gente con chispa. Gente que, por lo menos a mi, me despertó e hizo que me conociera a mí misma. Me sacudieron la mente, me convirtieron en una muchachita de 17 años que no paraba de hacer preguntas y no se conformaba con ninguna respuesta… una pesadilla básicamente… ”Pesadilla”, sí… para esos que solo quieren el confort. Pero una aliada para para esos que queremos hacer un mundo mejor 🙂
María Eugenia (2017)
A decir verdad, al principio no tenía idea de que existieran campamentos de ciencia, ¿quién se lo imaginaría? Un día mi vieja me comentó acerca de ExpC y me propuso inscribirme, sabiendo que no me gustaba la ciencia. Me incentivó diciendo que no perdía nada intentando. Yo venía un poco bajoneada por no haber podido completar una aplicación a una beca, así que al principio no quería saber nada sobre “proyectos de aplicación”. Un día me puse a buscar sobre ExpC y la idea me copó, por lo que decidí inscribirme.
La inscripción era súper rara y entretenida, un punto de partida para empezar a interesarme un poco más. Un mes después me llega un email de Paola Corrales diciendo que había quedado seleccionado. “¿Y AHORA QUÉ HAGO?” me dije, “a mí no me gusta la ciencia”. El miedo que tenía era inexplicable. Un tiempo más tarde, una de las chicas crea un grupo de Whatsapp con todos los chicos donde nos empezamos a conocer, y los nervios se fueron un poquito.
La fecha se acercaba, la hora de conocer a los chicos al fin. Mi bandeja de entrada en Gmail se llenaba de correos, “Falta poco”, “no te olvides de….”, “para los chicos que van desde Retiro…”. La felicidad que manejaba era zarpada, a pesar de que no tenía idea qué iba a hacer yo en un CAMPAMENTO CIENTÍFICO.
Los nervios se fueron el día que llegué a la plaza de San Martín y partimos hacia Nonthué.
La mejor semana de mi vida, y agradezco no haber sabido nada de ciencia, porque desaprendí; aprendí; descubrí; crecí. Es una experiencia única que te deja AMIGOS DE VERDAD, curiosidad por lo que te rodea, y sobretodo, ganas de volver a ir, toda la vida. Me encantaría poder transmitir la euforia y la emoción que te deja ExpC, pero la única manera de saberlo es yendo.
Eternamente agradecida.
Lucía (ExpC 2017, Campa 2)
Es duro estar rodeada por personas que no tienen las mismas aspiraciones que uno, ni los mismos intereses (y no los respetan), incluso a veces ni siquiera los mismos valores; que encima no solo no apuntan alto si no que pretenden que vos tampoco lo hagas, y hacen lo posible por tirarte abajo.
Fui a ExpC queriendo conocer un mundo nuevo, ver el mundo con otros ojos. Hoy en día puedo decir que lo logré, porque aprendí muchas cosas que no sabía, porque vi cosas del día a día y de la naturaleza que antes no observaba, pero sobre todo porque aprendí de las experiencias que viví y de las personas que me rodearon: aprendí la belleza de trabajar en equipo, aprendí a preguntar y a escuchar; vi el mundo con otros ojos porque vi personas sumamente apasionadas por lo que hacen y con ganas de compartirlo. Me identifiqué con muchos de mis compañeros y me vi reflejada en ellos, y también aprendí de las historias de cada uno de ellos. Me sentí plena, y libre de ser yo misma.
Dudaba y tenía miedo de viajar. Había vivido algunas experiencias que –creía– similares y no quería conocer gente maravillosa que no volviera a ver nunca más. Soy feliz de haber viajado, de haber vivido la experiencia de ExpC y de haber conocido a todas las personas que conocí. Nos seguimos hablando, los sigo viendo y son grandes amigos, muy valiosos. Expc no es como ninguna otra experiencia que viví. Definitivamente vale la pena intentarlo. Me siento feliz y agradecida.
Eugenia (2003)
Tenía 16 años, y el 2003 era un mundo bastante distinto al que conocemos, si uno era curioso podía rebuscárselas, pero incluso Internet no se parecía a lo que es ahora. Así que cuando vinieron los grosos fundadores de ExpC a mi colegio, fue inmediato el click en mi cerebro. No entendía bien qué iba a pasar, pero yo tenía que ir a ese campamento. ExpC cambió mi vida mucho más de lo que me podía imaginar, y si pudiera volver al pasado, mi yo de ahora le diría cosas a mi yo de la adolescencia que no podría creer que me iban a suceder gracias a que fui a Expedición Ciencia. Directamente eso no tendría sentido. Las personas que conocí en el campa se vuelven a cruzar en mi vida de una manera que no deja de sorprenderme. Me ayudan a crecer, a cuestionarme, a aprender, a ser mejor en muchos sentidos, a superar miedos, a animarme. Es muy lindo sentirse parte de algo más grande que además, no deja de crecer.
Federico (2016)
Antes del campamento mi vida era una, la de todos; al llegar a los colectivos éramos todos desconocidos, extraños. Ahí, en ese bus ya comenzaron las primerísimas relaciones, los pequeños grupos, el truco, el mate, las galletas y la comida, seas quien seas tenés un 99% de posibilidades de estar sentado con alguien, hablarle y que esa persona termine siendo alguien importante luego.
Llegado al campamento ya todos más o menos conocíamos a alguien. Ahí pasaron los días y no les puedo explicar lo que ocurrió. Ya todos sabíamos los nombres de todos, te despertabas y mirabas las caras, cada día, ¡una semana!, se volvía tan normal como despertar con un hermano al lado.
Y éstos empezaron a ser hermanos, hermanas, coordinadores llenos de pasión y sentimiento, con el correr de los días empezó a ser una pequeña familia.
¡Y cuántas veces escuché que muchos sólo fueron para faltar a clases! que realmente les disgustaba la ciencia y para nada creían que debían ser parte de ExpC. ¡Fueron parte de ExpC! ¡Disfrutaron la ciencia! Cambiaron de parecer.
Uno debe ir abierto a las posibilidades de cambiar y disfrutará de las sorpresas que el campamento es capaz de otorgarle.
¡Suerte ExpC! ¡Jamás olvidaré a la familia que forme ahí y espero en el futuro volver a ir como un coordi!